Tan sólo el miércoles pasado, leíamos en los
diarios españoles la autocrítica de Javier Mascherano, quien aceptaba que
gracias a su error en el que terminó dándole la pelota a Robinho, el Milán
marcaba y al final el Barcelona empataba un desafío que debió ganar en la
continuación de la
Champions.
Pero como aficionados no podemos sólo pretender que
Mascherano no sea titular, algo que no se dará porque es decisión ya tomada por
un Lionel Messi que lo instituyó en ese rol aún sobre la fuerza que tenía el
mismísimo Pep Guardiola. Ya hay que quedar claro en algo real, en el Barcelona
se hace lo que dicta Messi y peor aún para Gerardo 'Tata' Martino, quien llegó
al banquillo del Camp Nou por incidencia de la pulga.
Soy aficionado al Barca, pero eso no impide que sea
crítico con el juego de ese conjunto. Mascherano no es central y por la
condición de argentino es que juega una posición que la llevan mejor Marc Batra
o el viejito Charles Puyol, en detrimento de los intereses del Barcelona.
Y tan claro estamos que Javier no debería jugar esa
posición, que aún hoy los madridistas siguen llorando porque le derribaron a su
ídolo en el área de los 16:50 y Undiano Mallenco no marcó el penal a favor de
la “Casa Blanca”. Y sí, adivinaron. Fue Mascherano el autor de la polémica
jugada de la que se valdrán los madridistas para llorar en el resto de la
campaña y peor aún, si no levantan cabeza.
Y Mascherano seguirá jugando por disposición de
Messi y de concretarse la firma del Kun Agüero, este llegará para ser titular
en detrimento casi seguro del mismo Neymar. El clan argentino del Barca se
mueve como una mafia, que sólo responde a los intereses del “todopoderoso”
Lionel Messi.
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