El transporte público de nuestro país es terrible,
las chatarras o los buses que llegaron de Rusia y/o México a cada rato se
quedan en las carreteras por desperfectos mecánicos, y hasta ahora y a pesar de
las barras electrónicas que andan las unidades, cuando el bus se dañaba el
conductor regresaba el monto del pasaje y los ciudadanos de a pie podíamos
tomar otro bus de transporte colectivo.
Y si bien los pleitos, muchos de ellos apoteóticos
por 50 centavos de córdobas, siempre estaban presentes porque el busero no
andaba suficientes monedas de esta denominación, la gente se bajaba con parte o
su pasaje completo a buscar otro bus para que lo llevara a su destino, pero la
interrogante es quién devolverá el dinero ahora, cuando comencemos a usar las
tarjetas electrónicas.
Esta pregunta nadie la quiere responder, porque no
existe repuesta decente. Simplemente se robarán nuestro dinero porque el
conductor alegará que el no recibe dinero y no anda, y no creo que los buses
lleven un mecanismo que tenga la capacidad de revertir el cobro en la tarjeta
del usuario del transporte colectivo.
Pero cómo acá nadie protesta, porque simplemente no
nos queda tiempo, y a instituciones como el CENID o la CPDH este tema no le importa,
porque no hay cámaras, ni hijos de ricos luciéndose como grandes baluartes de
las libertades públicas, pues el pueblo tendrá que sólo agachar la cabeza
mientras le sigue robando, estafando o quedándose con el vuelto.
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